Clases de tenis en el Barrio Padre Mujica junto a la Asociación Argentina de Tenis.
- Diego Rilo
- 7 ago
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Actualizado: 21 sept
El Comité de Deportes del Rotary Club de Buenos Aires lleva a cabo una iniciativa para acerca el Tenis a los barrios más necesitados. El deporte como puente para acercarles a los chicos actividades que puedan ayudarlos a crecer en un ámbito sano y seguro.

A pesar de que la difusión pública no acompaña a todos los deportes por igual, el tenis es una disciplina que no pasa de moda. Para comenzar a jugar hacen falta alrededor de dos meses de aprendizaje de una hora semanal. Todo depende del estado físico de la persona en cuestión.
Los torneos internacionales de este deporte que hoy se transmiten por TV tienen más de 100 años. El caso más conocido es el Abierto Británico (Wimbledon), que este año cumplirá su 115° aniversario. Se inició en 1877, siempre en la misma sede, el All England Lawn Tennis & Croquet Club, con una sola interrupción entre 1940 y 1945, debido a la guerra.
El universo del tenis
El torneo de los Estados Unidos se juega desde 1881 y cambió de lugar en varias oportunidades; le siguen en importancia el Abierto de Francia (Roland Garros) y el de Australia. La cancha de tenis es un rectángulo de 23,77 metros de largo por 8,23 de ancho, dividida por una red con una altura de 0,914 centímetros. Cada lado tiene un sector de recepción, a derecha e izquierda, para saque, de 6,40 metros de largo por 4,165 metros de ancho.
El tenis vivió su auge en el país en la década del 70 con la irrupción del marplatense Guillermo Vilas, uno de los más grandes tenistas argentinos de todos los tiempos. Antes de él habían surgido grandes jugadores a nivel internacional, como Enrique Morea -actual presidente de la Asociación Argentina de Tenis- y Norma Baylon, en las décadas del 50 y 60, respectivamente.
En esa época aún se practicaba en forma amateur. Pero ninguno alcanzó la gloria de Vilas, que con su vincha y pelo largo conquistó el fervor de la gente, logrando así popularizar un deporte que hasta ese entonces había sido solamente para cierta elite. Los medios periodís- ticos comenzaron así a cubrir los torneos. Cuando Vilas llegaba al final de su carrera como tenista, surgió José Luis Clerc, que en los años 80 llegó a ser el número cuatro del mundo.
Más recientemente, Gabriela Sabatini fue la número tres del mundo en una época difícil, en la que la alemana Steffi Graf, las españolas Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez y la serbia Monica Seles, luchaban por el primer puesto.
El abecé
Para empezar, el profesor Omar Ruiz recomienda los clásicos raquetones, cuya mayor superficie hace que la pelota salga despedida con mayor facilidad. El precio de las raquetas oscila entre 70 y 900 pesos. Al principio, es importante aprender a sacar para colocar la pelota en juego. Los movimientos deben ser lentos: "Es como aprender a manejar un auto -compara Omar-. Si la velocidad es baja el alumno tiene tiempo de acomodarse para recibir e impactar mejor".
No existen grandes requerimientos para jugar. Antes se solicitaba un atuendo especial, pero hoy las cosas son más fáciles y, salvo las zapatillas adecuadas en canchas de polvo de ladrillo -de tenis o sin suela con serruchos que marquen el piso- y una remera que no sea musculosa, el resto es a gusto del consumidor. Para los principiantes, Omar Ruiz recomienda "realizar los primeros golpes con un profesor, porque luego quitar los vicios al soldado viejo es más difícil".
Las claves son la práctica y la importancia del punto de impacto a la pelota y del juego de piernas, esenciales para un resultado exitoso. Las escuelas de tenis aceptan niños desde los cuatro años para practicar "juegos de coordinación con la raqueta", dice Edy Wetzel, de la escuela de tenis del Club de Amigos.
Allí, Lucía y María de 6 años ensayan sus tiros frente a un disparador de pelotas, o por medio de una rutina de juegos diversos preparada a lo largo de la cancha para no aburrir su inteligencia pedigüeña y atrevida. "Se practica con videocámaras con pantalla en las que los chicos se pueden ver y les divierte. También se usan los rebotadores, los frontones portátiles, las minirredes y las pelotas colgantes", aclara Wetzel. Jugar al tenis es una posibilidad interesante para no perder el contacto con el cuerpo, en una ciudad con actividades que no favorecen el ejercicio físico.






















